Para la identidad corporativa, buscamos encontrar un equilibrio entre tradición y modernidad que fuera perceptible en un golpe de vista. En la sociedad actual, las personas viven intoxicadas de un continuo ruido informativo, millones de mensajes con los que son bombardeados diariamente. Nuestra propuesta camina en la dirección opuesta: la frescura y la pureza que transmiten la formas sencillas debían de ser nuestras aliadas.
Optamos por la fuente Museo para la tipografía corporativa. Esta aúna los dos mundos que buscábamos trasmitir. La tradición y la solidez se hacen presente en sus serifas, y la modernidad, en sus líneas redondeadas.
El logotipo conserva, de una forma actualizada, la composición de las etiquetas de los botes de las antiguas reboticas. Con menos detalles, siguiendo la filosofía del “menos es más”. Nos traslada a ese pasado, aunque revitalizado: más simple, con mayor fuerza y más fácilmente recordable.
En la elección de la paleta de color, volvimos a jugar con la ambigüedad. La tonalidad escogida finalmente aporta un carácter muy de moda y muy actual a un opción tan clásica como el azul marino.
Además, proporcionamos al cliente distintas versiones del logotipo, con un fondo que vuelve a hacer hincapié en los sentidos que queríamos transmitir. Un dibujo de un microscopio conjuga todos ellos. Ciencia y pasión, tradición y progreso, siempre de una forma sobria y respetando los colores corporativos.
Tras establecer la identidad, nos pusimos a trabajar en la serie de elementos gráficos que requería Farmacia Morell. Para ellos, realizamos impresos, tarjetas, porta tarjetas, bolsas y pastilleros.
Por último, de esta forma pueden verse los logotipos bordados en las batas de Farmacia Morell. El resultado consigue los objetivos que nos marcamos: transmite la serenidad, la confianza y la afabilidad de sus profesionales.
